Impasible

En la posguerra española, por los años 40 del siglo pasado, los jóvenes cantaban una canción en la que se recomendaba mantenerse indiferentes o impasibles ante lo que sucedía en su entorno: «Impasible el ademán», se decía y repetía. El consejo lo han asumido bien ciertos personajes de nuestro escenario. Tenemos tres clases de políticos: 1) la de los que hablan cuando tenían que callar; 2) la de los que callan cuando tenían que hablar, 3) la de los impasibles, imperturbables, la de los que no reaccionan aunque los promotores de la ruptura de España se lo digan en la cara. ¿Será de esta última forma cómo se aseguran la permanencia en los cargos? El diccionario recoge la voz: «Impasible o incapaz de padecer». Eso es lo que advertimos con tristeza en las zonas altas de la política.